El papel de la madre durante la gestación
El poder formador de la madre
Colección Izvor nº 214
|
Sé que desde hace algún tiempo
se han realizado gran número de estudios sobre la vida
del feto y su receptividad a las influencias externas, es decir
tanto a los estados emocionales que atraviesa la madre como a
los acontecimientos que se producen a su alrededor.
Pero hay un aspecto del asunto que ha escapado a los investigadores,
y es la importancia de la materia que aporta la madre para la
formación del niño, ya que, durante nueve meses,
se formará con la ayuda de los elementos que la madre
le da.
Claro está, lo que la madre oye o ve a su alrededor durante
la gestación se refleja en el niño, pero sólo
son huellas superficiales; la constitución, el temperamento
del niño dependen de la calidad de la materia que ella le
dé, y la calidad de esta materia depende de su forma de
vivir. Si la materia es de oro –simbólicamente hablando – el
niño será sano y fuerte tanto física como
psíquicamente, pero si la materia es de plomo, será enfermizo,
vulnerable. |
|
La importancia de los pensamientos y
de los sentimientos en la mujer embarazada
Colección Izvor
nº 214 |
La mayoría de las mujeres no sospechan la influencia
que tiene su forma de vivir en el niño que llevan dentro.
Se imaginan que su hijo tiene una existencia absolutamente independiente
de ella, que son libres para hacer lo que les plazca, para tener
cualquier pensamiento o emoción sin que eso afecte al bebé.
Pues bien, ahí es donde se equivocan. La vida psíquica
de la madre influencia enormemente al hijo, incluso en el plano
físico. En la novela «Las afinidades electivas»,
Goethe cuenta la historia de una mujer que, mientras esperaba un
hijo de su marido, no dejó de pensar en otro hombre a quien
amaba: la niña que nació tenía los mismos
ojos que este hombre. ¡Tan grande es el poder del pensamiento
y del sentimiento en la mujer embarazada! Entonces, ¿por
qué las mujeres no se deciden a hacer un trabajo benéfico
sobre el hijo que llevan? |
|
La naturaleza del niño ya está determinada
al nacer
Colección Izvor nº 214 |
Una mujer que espera un hijo debe decirse: «durante nueve
meses tengo todas las posibilidades para hacer de mi hijo un ser
sano, bello, inteligente, noble, lleno de amor… que será una
bendición para el mundo entero. Debo estar atenta para que
mis pensamientos, mis sentimientos, mis deseos, mis actos, le aporten
solamente los elementos más puros que contribuyan a su formación».
Y que se ponga a trabajar. Ya que cuando nazca, se terminó,
el niño se le escapa, ya no puede hacer nada. La naturaleza
del niño ya está determinada al nacer, y si esta
naturaleza es defectuosa, los educadores, profesores, médicos
y psiquiatras no podrán hacer nada o casi nada. |
|
Prepararse para ser padres
Colección Izvor nº 214 |
La verdadera educación del niño empieza antes
de su nacimiento, y comienza con la educación de los padres,
quienes deben preparase interiormente con mucha antelación
mediante una mejor comprensión del amor, para atraer a su
familia un espíritu excepcional. Se esfuerzan en concebir
este hijo en la mayor luz y pureza, y una vez concebido, la madre,
consciente de los poderes que le ha dado la naturaleza, trabajará para
dar a este espíritu un cuerpo físico y cuerpos psíquicos
hechos con los mejores materiales. Si millares, millones de padres
en el mundo decidieran hacer este trabajo, la humanidad se transformaría
realmente en tres o cuatro generaciones. |
|