Deben aprender a alimentarse de luz, pues tras
esta luz se encuentran las mayores bendiciones. Se sentirán
tan ricos que empezarán a amar a todas las criaturas.
Es la pobreza la que engendra el odio.
El trabajo del discípulo consiste en despertar su consciencia
a todas las riquezas del universo que se encuentran a su disposición.
El sol debe salir dentro de nosotros
Extracto de la Colección Izvor nº 201
Cuando se estudia el Gran Libro de la Naturaleza Viva, se
observa que cuando llega el invierno y la tierra está,
por tanto, menos expuesta al sol, nada crece, incluso los arroyos
se hielan, la vida funciona al ralentí. Pero en la primavera,
cuando la tierra está más tiempo expuesta al sol,
a su calor, a su luz, todo crece, todo se vuelve bello, rico,
la vida circula por todas partes.
La verdadera espiritualidad puede compararse con el trabajo
que hace el sol sobre la tierra. Cuando el sol, nuestro espíritu,
empieza a irradiar, a penetrar con su amor y su luz todas las
células de nuestros órganos para armonizarlas y
hacerlas cantar al unísono, introduce un estado de perfección:
la luz, la felicidad, la salud, la plenitud. En la verdadera
espiritualidad, cada día, nuestro espíritu ilumina
y purifica todo nuestro ser para que la nueva vida comience a
circular en nosotros.
Todo el mundo sabe que el sol existe y la función que
realiza, pero muy pocos han pensado que hay que introducirlo
en nuestro corazón, en nuestra alma, en nuestra inteligencia,
en todo nuestro ser, como un símbolo, un poder de vida…
El hombre debe aprender a hacer salir el sol cada día dentro
de sí mismo.
A través del sol, cada día podemos comulgar
con la Divinidad
Extracto de las Obras Completas – Volumen 30
Ustedes comprenden por qué la religión del futuro
será la religión solar: porque a través del
sol, cada día podemos comulgar con la Divinidad. Un Dios
lejano y abstracto no puede ayudar a los humanos a transformarse.
Mientras que el sol está ahí, real, poderoso, formidable.
Cristo trabaja a través del sol. Puesto que Hermes Trismegisto
dijo: «Lo que está abajo es como lo que está arriba,
y lo que está arriba es como lo que está abajo», ¿por
qué no comprender que el sol, que está abajo, es
como Quien está arriba, el Señor? Tras el sol, que
para nosotros es algo visible y tangible, está el Señor.
El mundo físico, concreto, visible, está hecho a
imagen del mundo abstracto, invisible. Cuando se sabe observar
lo que existe en la Tierra, se puede descubrir lo que existe en
el Cielo. Esto es lo que yo hago. Todo lo que les revelo no lo
he encontrado en los libros de los humanos, sino en el gran libro
de la naturaleza viviente que es el reflejo del mundo de arriba.
Hay que saber leer este libro de la naturaleza del que nosotros
mismos somos una parte.
El ser humano está hecho a imagen del sol
Extracto de las Obras Completas – Volumen 10
Lo que vemos en primer lugar cuando miramos al sol es un disco
luminoso que siempre tiene la misma forma, la misma dimensión,
y que puede ser observado, medido, filmado. Es su cuerpo. Pero
si queremos estudiar lo que sale de él, esta luz que emana
del centro hacia la periferia, si queremos saber lo que es y hasta
donde se extiende en el espacio, resulta imposible, sobrepasa la
imaginación. El ser humano es como el sol: tiene un cuerpo
físico determinado, pero ¿qué conocemos de
lo que sale de él, sus pensamientos, sus sentimientos, sus
radiaciones, sus emanaciones?
Tomar al sol como modelo
Extracto de las Obras Completas – Volumen
30
El mayor ideal es tomar al sol por modelo. Si ustedes quieren
imitar a un sabio, a un filósofo o incluso a un héroe,
un santo, un Iniciado, sin duda recibirán algunas partículas
de sus virtudes, pero nunca en tan gran número ni de una
calidad tan pura como cuando su modelo es el sol.
La imagen de la perfección es el sol, y si lo toman como
modelo, si al igual que él sólo piensan en iluminar,
calentar y vivificar a las criaturas, será entonces cuando
se transformarán verdaderamente. Ya que incluso si no obtienen
nunca la luz, el calor y la vida del sol, solamente el deseo de
adquirirlos les proyectará a las regiones celestiales en
donde harán verdaderas maravillas. Este deseo de iluminar,
calentar y vivificar a las criaturas les hará a ustedes
mismos más luminosos, más cálidos y más
vivos.